Mi nombre es Maritza Calabokis Hernández, primogénita de un griego que llegó a Venezuela en los años 50 y una llanera de pura cepa nacida en el pueblo de Zaraza, estado Guárico.
Vivo en Costa Rica desde hace dos años y medio, donde me dedico al oficio panadero desde varios ámbitos. Aquí realicé un Diplomado de Panadería en la escuela de gastronomía, Culinary Trainer School y la experiencia fue maravillosa, por lo que prontamente me encontré explicando los procesos de amasado, fermentado y horneado desde la bioquímica y la biología. Soy Bioanalista egresada de la UCV y realicé un Doctorado en Bioquímica en la Universidad Simón Bolívar, donde hice carrera profesional hasta mi jubilación.
Hoy estoy caminando por la carretera de un síndrome llamado menopausia, del cual básicamente padecí de casi todos los síntomas, menos engordar. Bochornos y sudoraciones tanto nocturnos como diurnos, dolor en las articulaciones de mis manos, incontinencia en algún momento, momentos de labilidad emocional, muchas noches con el insomnio a cuestas, desgano uno que otro día y así, es un ir y venir de una sintomatología que no conocía, algunos de estos síntomas se los escuché a mamá, pero a mí, como que me dio peor.
En este punto debo decir que, a muy temprana edad, 18 años, tuve un serio problema tiroideo que me llevó al quirófano y perdí mi tiroides para siempre. A partir de allí, mi realidad metabólica, fisiológica, endocrina, emocional, mental, psicológica, cambió. Tuve que aprender a convivir con esa nueva realidad biológica y todo lo rudo que eso significó. Lo lamentable es que nunca conseguí una respuesta positiva, de buenos augurios, de confianza, de superación de todos esos males por parte de los médicos y viví con una especie de condena a cuestas. Por si fuera poco, en el 2015 fui sometida a una histerectomía y también perdí mi ovario derecho, a partir de aquí todo se complicó aún más.
Desde unos pocos años para acá, decidí auto-salvarme, decidí escuchar a mi cuerpo y entender que dentro de mí había toda una farmacia ejemplar para sanar todos mis males y, por tanto, comencé la misión de rescate.
Mucho es lo que he investigado acerca de la alimentación y los suplementos nutricionales que requerimos en todas las etapas de nuestras vidas, y créanme que no pasó mucho tiempo de mi sanación cuando introduje todos los correctivos que mi cuerpo requería. Ya no hay calores, no me suenan las articulaciones de mis manos, no tengo los procesos de inflamación que solía tener, sobre todo a nivel intestinal, duermo muy bien y tengo un ánimo a prueba de todo.
En lo relacionado con la parte motora, huesos y músculos, nunca he tenido problemas y a pesar de no tener tiroides, mis huesos se mantienen fuertes y mis músculos también. Afortunadamente, siempre el ejercicio formó parte de mi vida. Fue, y sigue siendo, una medicina diaria y esto explica el porqué, a pesar de mis 57 años, mi densitometría ósea es de una mujer de una edad muy inferior a la mía.
Entonces como vemos, la menopausia es algo así como “un fantasma”, esta palabra la escuchamos desde siempre: «menopausia, menopausia», pero nadie nos dice qué es, ni cómo es. Y cuando menos lo pensamos, aparece y aún así, seguimos sin saber nada.
La menopausia y otras etapas y/o dolencias femeninas han sido silenciadas, obviadas y maltratadas a lo largo de la historia. Siempre se ha entendido que las mujeres han de sufrir dolores durante el periodo, embarazos, parto y menopausia.
La menopausia no es una enfermedad, es parte de la fisiología de la mujer. La menopausia está genéticamente programada, está en tus genes la información de cuando vas a dejar de menstruar, sin embargo, los estilos de vida y la alimentación pueden modificar de manera importante esa información.
Así, nuestro propósito es desmontar mitos, llevarles información oportuna, verificada y compartir todas las estrategias que hemos puesto en práctica en nuestras propias vidas, las cuales nos han dado resultados exitosos para transitar este periodo de la vida con calidad en todos los aspectos.